Me encantaría poder escribir de mi viaje… en realidad tengo muchas ganas de escribir, y tengo bastantes cosas para publicar… pero no puedo. No puedo porque no tengo ganas. Porque en realidad estoy triste, estoy podrida y sobre todo mentalmente cansada de la clase dirigente y la mal llamada “oposición” de este país.
Amo hablar de política. Me encanta. Me apasiona, sobre todo, escuchar a gente que sabe más que yo, ya sea porque la vivió o porque leyó o por lo que sea. Amo sentarme, mate de por medio, y escuchar hablar (no gritar y no tratar de pelotudo a los demás) con fundamento acerca de las ideas, sea que este o no de acuerdo con lo expuesto, porque escuchar a otro que sabe más es absolutamente maravilloso. Pero, paradójicamente, hoy por hoy no se puede. Porque si no opinas igual sos un forro, un gorila, un zurdo de mierda o un tibio.
Hace un par de años, cuando pedí un préstamo para construir mi casa, escribí un post sacado de la situación del país. Sigue todo igual. No cambió nada ¿Cuándo va a ser el día que comprendamos que las utopías y los partidos políticos no existen? Son todos iguales, la corrupción y la mentira abarca a todos, porque la política, al menos en este país, es tranzar, es vender espejitos de colores. Los valores están total y absolutamente distorsionados.
Hoy hay una marcha. Ua marcha por una ley que quiere sacar el oficialismo, la cual castiga a los viejos. Y cuando digo a los viejos, hablo de los más vulnerables, los que cobran la mínima, como mi vieja, que trabajó durante 30 años en fábricas (entre ellas, textiles, cuando no existía ninguna ley laboral que la amparara) como una bestia y hoy cobra la mínima, aunque aportó lo máximo durante esos 30 años. Hoy se quiere aprobar una ley que modifica los aumentos de los jubilados. Porque si, obvio, los viejos son inútiles y están ahí, gastando recursos al pedo, recursos que pueden ser mejor aprovechados, como dárselos a los gobernadores para que hagan vaya a saber que (voy a hacerme la inocente). Porque acá es siempre igual. Acá los que terminan pagando los ajustes, los proyectos, y las locuras del gobierno de turno, son los más débiles. Los jubilados, los que trabajan en relación de dependencia y pagan ganancias por tener 10 pesos más, los que están fuera del sistema y trabajan en negro, los inmigrantes, los niños, los que no tienen voz. Esos son los que siempre pierden. Hoy a una marcha y los energúmenos del orto de siempre desvirtúan todo, siendo que hay cientos de miles marchando pacíficamente y unos cuantos forros tirando piedras siendo útiles a lo que quiere este gobierno. Que esos pelotudos tirapiedras sean la bandera para decir que se necesita más represión y más «mano dura».
De que sirve votar, si al final cada uno hace lo que se le canta el culo. De que sirve creer en algo si al fin y al cabo nadie cumple las promesas. Era la campaña del miedo ¿Era efectivamente la campaña del miedo? Y por favor, que nadie use esto para llevar agua a su molino, porque los anteriores, TODOS LOS ANTERIORES, fueron iguales de hijos de puta. Regalando los activos del país, huyendo de donde tendrían que haber estado, formando parte de organizaciones metidas en ventas de armas, vaciando el ANSES, tratando de clase alta a aquellos que sufren de diabetes, y así hasta nunca terminar. Todos son unos hijos de puta, del primero al último.
Hoy hay una marcha absolutamente válida, por un motivo absolutamente válido, pero debido a los pelotudos e imbéciles de siempre, esos que piensan que tirando piedras esta la solución, se pierde el fin de la marcha y todo se transforma en una batalla campal. ¿Cuál es la solución? Si la policía se defiende, es represión. Si no hace nada es un estado ausente y así en loop hasta que nos explote el cerebro. Y después escuchar/leer gente que se manda un “que maten a estos negros de mierda” o un “me pone contenta que lastimen a un policía”. ¿Por qué? ¿Por qué tenemos que vivir en un estado constante de alerta? ¿Por qué es una lucha de bandos por quien muere primero? ¿Cuál es la motivación tan grande de querer que haya un muerto en algún bando? ¿Por qué tiene que haber un muerto o muertos para que nos sentemos a pensar que estamos haciendo?
Si votar no sirve, manifestarse serenamente es imposible, si decir lo que pensamos esta visto como que sos un forro hijo de puta ¿Qué es lo que tenemos que hacer?
Seguimos eligiendo una y otra vez a los mismos, a los que prometen reformas que no existen y no cumplen, a los que no se hacen cargo de lo que dejaron y lo que hicieron mal, a los que no pinchan ni cortan, a los que tratan de endeudar y empobrecer al país. ¿Cuál es la solución? ¿Tirar piedras y disparar balas para lograr que alguien muera?
Y ni hablemos de los medios de comunicación que muestran arcoíris cuando la sociedad se sigue rompiendo.
Mientras tanto, las redes sociales arden con memes. Personas echando culpas y hablando y opinando como si la única verdad fuera la de ellos y nadie dispuesto a sentarse y pensar como se puede solucionar.