Esta vez no es un cuento

Alguno de ustedes alguna vez se preguntó dónde va a estar en uno, cinco o diez años? Es inevitable hacerse esa pregunta. No creo que la hagamos conscientemente, creo que es más un acto reflejo. Porque el ser humano es eso, un acto reflejo con algunas chispas de reflexión. O al menos lo es para mí.

Para los que me conocen, los que han pasado tiempo conmigo o me han visto en diferentes ocasiones de la vida, saben que no soy una persona que primero piense las acciones. Soy lo que se conoce como alguien impulsivo. Esa impulsividad es la que me llevó a cometer grandes errores, pero también me llevó a realizar grandes aciertos.

Ahora bien: que es lo que nos lleva a generar esas impulsividades? Que es lo que nos lleva a pensar diez veces las cosas antes de hacerlas? Supongo que todo siempre tiene una explicación, porque además de impulsiva, tengo la capacidad de pensar las cosas. Sí, es verdad, pensarlas después de haberlas hecho, pero pensarlas al fin. Pensar en porque hice tal o cual cosa, pensar porque dije algo, pensar (y hasta a veces putearme a mi misma por la boludez realizada) el porqué de todo. Son armas que conseguí con el tiempo. Armas que acumulé a través de los años y con la experiencia (si, ya se, no soy una vieja de ochenta  años, pero tampoco soy la pendeja esa de veinte). Quien no ha dicho también alguna vez “quisiera tener veinte con la experiencia que tengo hoy”. Si, queridísimos, eso lo quisiéramos todos, pero lamentablemente, la experiencia es algo que se adquiere con el tiempo, los golpes, los aciertos, las equivocaciones y todo lo que lleva la prueba y error.

No me puedo quejar de la vida que tuve. Tampoco de las decisiones. Es verdad que hubo momentos donde la pasé muy mal, pero también hubo momentos donde la pasé muy bien y todo lo que logré y hoy tengo, es a base de un esfuerzo constante, de haber laburado desde muy muy chica, de haber sabido tomar decisiones inteligentes y no tanto. Pero tengo lo que tengo y es mío.

A que voy con esto? Hoy, por equis motivo que no viene al caso, estaba charlando con alguien acerca del tema de la muerte. La muerte para mí siempre fue un tema super delicado porque, para que mentir, siempre le tuve miedo. Pero no a la mía, porque cuando me muera, yo ni me voy a enterar. Simplemente voy a dejar de respirar, un suspiro, así como quien no quiere y listo. Le tengo miedo a la muerte de los otros. Pero que mejor forma de tratar ese miedo que con risas, burlas y humor? Porque todos saben también, que en el humor siempre hay algo de miedo y verdad, porque es la autodefensa por excelencia. Mi autodefensa. Que mejor que reírse de algo que duele. Seguramente no va a dejar de doler, pero no va a ser tan grave al final del día. La cuestión es que hablando de la muerte, hice un chiste de mi clásico e inagotable humor negro, a lo que alguien dijo: ay no! Con eso no se jode!

Mi miedo a la muerte, mi miedo a la oscuridad, entre otros miedos, conllevaron a una depresión que duró varios años. Varios para no decir muchos, vio. Años donde el insomnio iba y venía, donde los ataques de pánico sorprendían en momentos inadecuados, donde los desmayos tomaban por sorpresa y donde hubo cócteles medios raros para combatir ansiedades.

Los ataques de pánico no son más que un miedo inconsciente e inmanejable a algo. En mi caso, el combo explosivo era muerte más soledad. De repente me encontraba totalmente sola, sin carrera, sin prospecto, sin proyectos, sin ganas de nada, con un castillo de naipes recién derrumbado y con una idea totalmente destruida. Así que los ataques de pánico eran una defensa contra cosas que no podía manejar o procesar. Que iba a pasar cuando se muriera mamá? Y que iba a pasar si se moría mi hermano? Y mi tío? Y mi tía? Y que iba a pasar si me moría yo? Me costó años entender que nada. No iba a pasar nada. Las cosas iban a seguir, el sol iba a seguir saliendo y a menos que fuera mi muerte, iba seguir respirando y tirando para adelante.

Entonces, si uno puede sobreponerse a golpes que duelen, si se cae, si se tropieza o se equivoca, porque hay temas que no se pueden tocar? Porque hay temas que son tabú? Quien dice que no se puede hacer chistes con la muerte? O temas que duelen o molestan? La muerte es una más de las etapas de la vida. A riesgo de sonar como libro de autoayuda, si no morís, es porque no viviste.

Estos últimos años que pasaron, decidí que me chupa un huevo todo lo que piensen los demás. Juzgar, siempre te van a juzgar. Te van a señalar, van a cuestionar tus gustos, tus formas, tu cuerpo, tu forma de hablar, de sonreír, absolutamente todo. Hoy elijo que el dedo acusador se lo metan en el bolsillo.

Es mi humor. Es mi forma de ver las cosas, de sentir. No creo que nadie tenga que callarse una opinión porque el otro no piense de la misma manera.

Así que si a alguien le molesta la palabra fiambre en una oración, tienen dos opciones. Hablarme o no hablarme.

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