Es sencillo, no es una ciencia.
Cuando te dije basta y seguiste, cuando te dije que pares y no me diste bola, cuando dijiste cosas que me incomodar on y te dije que pares, cuando me mandaste mensajes y no contesté, cuando me escribías a las 10 de la mañana siendo denso y monotematico y te pedí que la cortes porque me ponías incómoda, por todo eso fueron mis NO.
Pero claro, no te importaba, porque en realidad yo era una puta que te buscaba. En realidad a mi me gustaba que me digas y hagas todo eso, solo que no me daba cuenta.
Y estabas tan ensimismado y obsesivo que chequeabas cada rato, para saber que yo estaba acá.
Y cuando dije basta, trate de ser tranquila, trate de que las cosas fueran lo menos caóticas, pero te negaste. Te negaste a escuchar mis NO, te negaste a escuchar mis silencios, a entender que no me interesaba participar del circo.
Y continuaste. Seguiste. Mandabas mensajes. Llamabas. Me amenazabas. Decías que era una histérica de mierda. Que te había hecho todo a propósito. Que no tenía derecho de hacerte eso.
Lo peor es que yo me sentía culpable. Yo sentía que era mi culpa, por no haberme dado cuenta antes, por no haber escuchado mi instinto, como me dolía la panza cada vez que te acercabas. Y yo, tonta, confundiendolas con mariposas. Vos me decías que era una trola, que era todo por mi. Que yo te había incitado a que me trates así. Y yo lo creí. Yo creí todo. Porque ¿de que otra manera el me haría todo esto?
Me decías que no era violencia. Que violencia era cuando cagaban a palos a la mujer. Que me dejara de decir pelotudeses, que tenía caca en la cabeza. Y vos no me pegabas, pero cada vez que te acercabas me dolía el cuerpo, el alma, la cabeza, las piernas, los ojos, el pelo.
Hasta aquel día, el día que me anime, vivía aterrorizada de que nadie me ame. A ser como decías una puta histérica. A que nadie me mire como vos.
Hoy digo: ojalá nadie me mire como vos.
Hoy elijo amarme yo. Hoy me amo, me quiero, me gusto. Con mis defectos, con mis errores, con mis metidas de pata, con mi cuerpo, con mi alma. Hoy me amo y hoy elijo y me elijo.
Decime lo que querés, como querés, háblame o dejame de hablar, reíte conmigo o no, disfruta o no, conoceme o no. Si lo haces conmigo será genial, y sino seguí tu camino y no entorpezcas el mio, porque estoy creciendo día a día.
Mi «no» tiene valor. El tuyo también. Respetemos los NO.