La tarea no fue fácil. La consigna lo fue: Elija un poeta, el que desee. Luego seleccione 10 poemas, tome sus títulos y cree un poema usando esas palabras. No hace falta usar los 10, pero si tienen que estar esas palabras.
En mi cabeza rondaban tres autores, aquellos que más me representan. Pero todos sabemos que los autores y su escritura representan un momento. Hoy a mi me representaba uno de ellos. Miré la biblioteca, lo divise de lejos, lo tomé y empecé a ojear.
Recuerdos de años, papeles, rosas, claveles y marcadores varios. Un lápiz subrayando palabras, definiciones y explicaciones al margen e interpretaciones. Años sin abrirlo, por ese temor loco que te lleva a donde estuviste y no queres volver, pero al mismo tiempo, esa adrenalina de saber que esa tinta te representa.
Sigo siendo de la vieja escuela. Agarro mi cuaderno de notas (hojas en blanco, no rayadas, porque hay más mística) y separo los títulos:
Vida
El sueño
Adiós
Cansancio
Lluvia pasada
Verdad
Silencio
Miedo
Amarga
Capricho
Me siento en la cama y miro el papel. Cierro los ojos. Una hora. Dos horas. Y así sucesivamente. No duermo. No descanso y entre mi pienso: Quien carajo me mandó a anotarme en un taller de escritura poética.
Como siempre, el primer instinto es revolear todo. Pero esta vez es diferente. Me obligo a quedarme sentada. Abro los ojos. Me cruzo de piernas y vuelvo a mirar la hoja en blanco. Esta vez con una lapicera en la mano. Apoyo la pluma en el papel y fluye. Fluye como cuando tengo tanto para decir:
Amarga sensación de no poder volar
como las naranjas de los barrios, que cuelgan esperando;
palabras sobran y cansancio rebalsa.
inútil cuando el silencio afuera y el ruido adentro; ruido interno que causa estragos,
Cierro ojos y llevo todo. Sueño de día descansa de noche
Verdad es que no existe explicación alguna.
Inutilidad de las palabras, remordimiento de los pensamientos, rebelión de ideas y bolsillo del caballero.
Todo envuelto en la lluvia pasada;
lluvia que me dejó sin nada.
fui mendiga del miedo, de la tormenta y de de la soledad;
Adiós a la vida que tuve;
a lo que pudo haber sido;
Adiós a tanto reclamo y rodillas en las manos.
Adioses son lo que tengo porque las bienvenidas se esfumaron.