“¡Somos Argentina carajo! ¡El fuego sagrado! ¡No podemos perder, somos los mejores, los únicos, nos merecemos el mundial!”
Si, el jueves pasado pedimos contra Croacia. Perdimos contra un equipo que TODOS pensaban que era pan comido, que nuestra selección, la que tiene a Messi a la cabeza, iba a pasar por encima porque Messi iba a hacer 10 goles caminando porque es el mejor del mundo, porque tenemos a Messi que ganó cinco balones de oro, porque Messi corre mucho y tiene seiscientos dieciséis goles en el Barcelona, por eso íbamos a ganar. Íbamos a ganar porque somos los únicos del mundo, los más piolas, los más mejores. El tema es que nos olvidamos que el football no es un deporte individual, no es un deporte donde juega uno solo. El football es un deporte de grupo, donde once jugadores salen a una cancha a jugar en conjunto, un deporte de táctica y estrategia, donde son once tratando de superar a otros once. No es cosa de uno solo tratando de superar a once. Pensamos que Messi va a jugar solo, que se va a hacer auto pases, que va a defender, atacar, jugar por los laterales, todo él solo. Tenemos la creencia que uno va a salvar a todos.
Así como en el football en la vida.
Como sociedad, los argentinos, tenemos la creencia que uno va a salvar a todos, que un presidente nos va a sacar de la miseria, que un jugador va a ganar solo el mundial, que un solo profesor va a sacar adelante una clase, que las cosas se hacen solas por obra y gracia del aire, que todo aparece de la nada, que todo se hace solo.
Los argentinos como sociedad estamos esperando continuamente que alguien baje del cielo a salvarnos, pero ¿qué hacemos nosotros? Nada. Simplemente no hacemos nada. “Yo no lo voté”, “a mí no me representa”, “Messi es un pecho frío”, “Messi no juega a nada”.
No nos equivoquemos gente: Messi no juega solo. El flaco tiene 10 compañeros en la cancha que juegan también. No podemos esperar que uno solo juegue contra once y que haga milagros. Si no le pasan la pelota bien, si no lo ayudan a desmarcarse, si el técnico no crea un plan de juego y una táctica pensando en el rival que se tiene enfrente no podemos esperar que Messi haga magia, vuele y bleh. Y no nos equivoquemos. No hagamos comparaciones boludas. No todos somos iguales o tenemos el mismo carácter.
Uruguay tiene al mismo entrenador hace doce años. Nosotros no podemos tener uno por un año sin pedir que lo quemen en la hoguera.
Los argentinos no pensamos en planificaciones a largo plazo. No tenemos visión a futuro. Todo es aquí, ahora, ya, hoy.
Hay un técnico y si no gana dos partidos seguidos, lo echamos. Y así sucesivamente. Nunca esperar, nunca un plan, nunca un proyecto a futuro.
Como somos en el football somos en la vida, en la sociedad, en el día a día. No hay un plan económico a futuro, un plan político a futuro y sobre todo no hay un plan educativo a futuro. No pensamos que el futuro es la educación y vamos por ahí quejándonos del nivel que tenemos pero no hacemos nada para cambiarlo. Nos quejamos de los políticos que tenemos y seguimos votando a los mismos (a los mismos que echamos en el 2001). Nos quejamos de todo, nos quejamos pensando que tenemos derecho de decir barbaridades y permitimos que otros las digan pero no hacemos nada. Nos quejamos y nos indignamos por leyes y planes de gobierno, pero no salimos a la calle. Seguimos con ese pensamiento plano y simple: que otros lo hagan por nosotros. Y cuando esos otros lo hacen, nos quejamos de que son violentos. Y si gente, nosotros dejamos un lugar vacante para que lo ocupen aquellos que son violentos, alimentamos a esa gente.
No pongamos “esperanzas” en una sola persona. No dejemos que “el otro” siempre sea el responsable de todo. Dejemos de darle peso a los medios de comunicación que nos dicen que pensar. Somos todos los que votamos entonces somos todos responsables. Si una ley nos parece terrible (como próximamente lo será la reforma laboral), salgamos a la calle todos, como unidad y hagámonos votar, pero seamos inteligentes: el que grita, pega y es violento siempre va a perder.
Messi no es Dios. Es un humano, que es verdad, juega a la pelota mejor que la media, pero no deja de ser uno. Ser el mejor no invalida que también necesites de los otros para triunfar en algo.