Fallé. Te fallé. Me fallé. No esperé lo suficiente, no tuve la paciencia necesaria. Me ganó la falta. La falta de todo. Me ganó esa cosa de adentro, las preguntas y las respuestas. Me ganó la curiosidad y no pude. Me arrepiento. Me arrepiento de no haber sido tranquila y paciente. Me arrepiento de querer todo ya. Me arrepiento de no haber esperado un poco más.
Como explicar que me carcomen la cabeza los «what If». A veces pienso que estuvo bien, que me la jugué, que hice lo que hago siempre, eso de decir lo que me pasa, lo que siento. Y otras veces, cuando cae la luz y los pensamientos reflotan, pienso que la cague fuerte, la cague de una manera monumental. Pero después pienso: fue lo más sano, al menos para mi.
Los «what if» a veces queman en el cuerpo. Esos te hacen replantear el sol y la luna. Mi «what if» eterno va a ser: ¿me hubieras dado una oportunidad? Me conformo pensando que no. Que las palabras fueron lo que fueron y significaron eso.
What a shame… If could be nice