Cacho e carne

Vivimos al borde de un ACV pero siempre ATR.

Es muy muy loco todo lo que esta pasando en estos tiempos, no les parece? Y no me refiero a una sola cosa, ni una sola situación, me refiero a un todo. Lo económico, lo social, la política, la educación. Todo. Estamos transitando momentos de convulsión en todas las esferas. Como si estuviéramos al borde de estallar en cualquier momento. En cualquier contexto. Ser feminista te convierte en una quilombera.

Este post lo empecé a escribir hace un par de días, y lo dejé en stand by porque no me copaba como estaba saliendo. Lo empecé a escribir antes de que se supiera que a Sheila la mataron (no la encontraron muerta, no la descubrieron muerta, a Sheila la mataron). Este post lo empecé a escribir antes de romperme de dolor por lo que le hicieron a una nena de diez años, y porque Sheila es una de las tantas que pasan desapercibidas. Una de las tantas que tiran a la basura adentro de una bolsa, como si fueran descartables, como si fueran deshechos.

Estoy tan pero tan cansada que nos traten como pedazos de carne, como cosas descartables, como objetos sin valor que solo sirven para mostrar o tener en la vitrina. Estoy re podrida de ver día tras día como nos acosan y nos matan mientras quedamos como locas nosotras: «que hiciste para que te tocara», «seguramente lo provocaste», «y… también te pones ese escote», «bueno che! es un piropo», «al fin y al cabo no se les puede decir nada!».

Para explicar de lo que estoy hablando, quiero contar una situación por la que pasé la semana pasada.

Fui con mis dos amigas a pasar el día a Tigre. Nos juntamos cerca del río a pasar el día, comer, tomar sol, caminar y tomar algo. Nada loco. Nada osado. Simplemente tres amigas hablando de la vida.

Luego de haber almorzado, nos fuimos al shopping cercano a tomar una cerveza en un bar. Como no había mesa, nos sentamos en un banco a esperar que alguna se desocupara. Mientras estábamos esperando, se nos acercó un ser del sexo masculino de unos cincuenta años (mal llevados) que recientemente se había bajado de una moto, se nos acercó, se nos paró delante de nosotras y empezó a guiñarnos el ojo. Luego de un par de minutos de esta situación incómoda, se me acercó y me pidió que le pasara el número de teléfono de mi amiga a lo que yo le respondí que si, que no había problema, pero primero tenía que preguntarle al marido si me dejaba (mi amiga esta casada y tiene una bendición hermosa de dos años y medio). La respuesta de este ser fue «que se separe y listo, separarse esta de moda». Lo que quiero recalcar, es que en ningún momento este ser se dirigió a mi amiga, sino que siempre la trató como una cosa y un «premio» que ganar.

Acto seguido el ser este empezó a hablar de su vida (sin que le hayamos siquiera preguntado o dado la oportunidad de hablar), a lo que jamás le dimos bola y seguimos en la nuestra.

Después de haber encontrado mesa, nos sentamos y seguimos en la nuestra. Lo peor llegó unos minutos después.

Mientras estábamos tomando nuestra cerveza, el tipo este (que estaba sentado en la mesa de al lado) levanta su celular y lo revolea haciendo señas para que lo vea. Cuando me doy vuelta me muestra la foto que le había sacado a mi amiga, por supuesto, sin su consentimiento, como si fuera algo gracioso o valorable. Automáticamente mi presión arterial se fue a las nubes y bien alto dije «Ah, pero no ves que sos un pelotudo».

Mis amigas trataron de calmarme porque juro por mi vieja que estuve a un minuto de levantarme a cagarlo a palos.

Cinco minutos después de haberlo dejado como un acosador pajero, el grupito de «machos» se fue en sus motitos caras.

Más allá de mi rapto violento, eso es a lo que estamos expuestas las mujeres. estamos expuestas a acosadores callejeros que nos tratan como ganado, como pedazos de carne, impunes asquerosos que nos hacen callar por miedo a que nos peguen, nos maten, nos violen.

No estoy comparando la situación por la que pasamos con lo que le pasó a Sheila, simplemente estoy bajando a tierra un grano de arena en esta playa de mierda en la que estamos viviendo.

Qué más necesitamos para salir de este estupor constante? Qué mas tiene que pasar para que entendamos que luchar para que nos dejen de matar y ser feminista no nos hace locas de mierda? No soy feminazi, no soy desquiciada, no tengo poca paciencia, simplemente estoy cansada de vivir en una sociedad de mierda donde tener vagina me hace un cacho de carne.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s