Pequeño

Cuando era chica vivíamos en una casa muy chiquita. Mi hermano y yo dormíamos en el living, en dos camas de una plaza, al lado de la mesa del comedor, al lado del televisor, en el medio del equipo de música y cerca del pucho de mi viejo.

Yo le tenía miedo a todo. A la oscuridad, a la soledad, a las puertas cerradas y a las cucarachas. Recuerdo que todas las noches me levantaba para hacer pis, pero primero lo levantaba a Fede para que me acompañara al baño por si había cucarachas. Siempre se levantaba, nunca me hizo historia. No importaba que él sea más chico que yo, no importaba que yo fuera más grande, se levantaba por más dormido que estuviera y me acompañaba al baño.

Con los años me hice más grande, me hice más fuerte y ya no le tenía miedo a tantas cosas.

No soportaba que a él, el que se había levantado conmigo durante tantos años para cuidarme de los crueles insectos, lo molestaran o lo cargaran. Me peleé por él, me lastimé por él, revoleé una bicicleta por el aire con una pierna enyesada (true story) por él, cuando lo cargaban yo saltaba por él, hasta he ido a hablar con madres (catorce años tenía yo) porque lo trataban mal a él, porque no me importaba hacer lo que sea porque sea un poquito más feliz.

En ocasiones desafié a mayores para que me pegaran a mi, con tal que no lo tocaran a él, nunca él, porque siempre me había acompañado. Ligué cachetadas y puteadas y tantas cosas más para que no lo tocaran, y no me arrepiento de ninguna.

Fui más grande y seguí siendo igual, protegiéndolo, pero esta vez cumpliendo un rol más apacible. Tratar de hablar, de calmar, escuchar, observar y estar cerca por si él necesitaba hablar. Me transformé yo en aquella persona que se levantaba cuando estaba oscuro. No siempre, pero en los momentos justos.

Nos peleamos, nos pateamos, nos puteamos por mensaje, y aún así, a pesar de todo, nos levantamos en la noche por el otro.

Amar incondicionalmente es levantarse siempre por el otro, cuando sea, cuando lo necesite, cuando te llame y cuando no.

Amar es luchar contra cucarachas voladoras y demonios invisibles.

Amar es saber que aún a kilometros de distancia, estemos donde estemos, la noche nos va a encontrar para abrazarnos, aunque sea a la distancia, por las cosas que pasaron y lo maravilloso que esta por pasar.

Te amo. Siempre.

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s