Charlie, el gato

¿Porque sé que los gatos NO SON PARA MI? Para que comprendan porque lo hice, necesitan entender la razón que motivó la ¿fallida? decisión.

Me fui muy chica de casa a convivir con el que por entonces era mi novio. De pasar a vivir con mis viejos y mi hermano, pasé a vivir con otra persona. Jamás sola. Nunca un tiempo en el medio.

Después de cierto período y por motivos varios, nos separamos. Decidí que el que se iba a ir era él, así que que después de muchos años, un lugar era solo para mí. Completamente sola. Volver a la casa de mis padres no era una opción. Volver significaba fracaso, bajar la cabeza y aceptar que le había pifiado muchísimo… y OLVIDATE que yo acepte un fracaso. No señor. Aunque me este hundiendo en la mierda te voy a sostener que esta todo joya y te la voy a remar.

Así que me quedé ahí. Hoy puedo reconocer que la soledad me mataba, por un lado estaba feliz de haber terminado con algo complicado y por el otro me sentía absolutamente sola. Es raro entrar a un lugar y que haya silencio, que nadie este esperando para preguntarte como te fue, debatir que se cocina, etc. Lo más terrible eran las noches. Uno no extraña al otro, extraña a un otro, a un otro cualquiera. Acostumbramiento suena como la palabra justa. Años de saber que hay alguien en la cama con vos, otro peso, otro calor, a quien esperar. Ver formas en los techos. Pensar, repensar, imaginar, maquinar. El insomnio después de una separación no es lo más recomendable.

Así que no tuve la mejor idea que de agregar a mis 39 metros cuadrados, otro ser vivo (y pobrecitas las plantas, pero a ellas no las cuento…maté a unas cuantas… incluido un cactus…nunca supe porque se murió, supuse que sobrevivían a todo).

Después de haber actuado como guardería para un perrito, quise adoptar uno. La idea era encontrar un perrito raza PP, de algún refugio, que fuera chiquito para que no se sintiera muy ahogado en el departamento.

Luego de buscar un par de semanas, encontré a una cachorrita de «45 días» a la que habían abandonado el mismo día que nació y la cual iba a ser tamaño salchicha/Chihuahua (tengan presente este dato). Imaginen mi felicidad!!! Había encontrado lo que quería! un perrito PP y chiquito. Todo encajaba.

Cuando trajeron a Frida, apenas abría los ojos. Me resultó raro que la perrita de un mes y medio no fuera mas vivaracha. La llevé a la veterinaria que estaba a la vuelta de casa y el señor fue muy amable de comentarme que la perrita no tenía más de 20 días.

Yo, que soy una campiona de la vida, decidí que no podía tener a un perro tan chiquito solo todo el día, así que mi vieja fue muy amable de cuidarla hasta que fuera lo suficientemente grande para estar conmigo (no necesito decir que Frida jamás vivió conmigo).

Pasado el chasco de Frida, decidí que lo mejor era seguir sin animales… Para que complicarme la vida, no?

Peeeeeeeeeeero como yo soy una genia del universo, se me ocurrió, un tiempo después, que lo ideal sería un gato (sabiendo que nunca tuve feeling con los felinos…), porque eran independientes y bleh.

Un día, mientras meditaba el tema, y trataVI UN GATO PUBLICADO EN FACEBOOK Y LO ADOPTÉ. Así como si nada. Sin pensar (nah… si yo no soy impulsiva, eh…). Nunca pregunté la edad del gato, de donde venía, nada. Vi un gato siamés y lo adopté (no paro de ganar).

Charlie (el gato siamés que tenía un año de edad) llegó a las 20 hs de un Martes. Su dueña (una compañera de trabajo) me lo vendió como el mejor gato del mundo, más dulce, compañero, tierno… lo mejor que me podía pasar en el universo. Su (ex)dueña prácticamente lo revoleó, me lo encajó en el palier del edificio y huyó. Pronto averiguaría porque.

Es importante destacar que la historia que compré era la siguiente: Charlie es el mejor gato del mundo, pero no me dejan tenerlo. En el edificio donde vivo amenazaron con matarlo porque no aceptan mascotas. Y…. yo compré. Compré todo.

Cuando su dueña se fue, dejé que Charlie recorriera el departamento.

Cinco minutos después escuche ruidos en la cocina de cosas que se cayeron y un maullido terrible. Charlie, el gatito, me había tirado 3 platos y la azucarera que me había regalado mi Nonna. Estaba trepado en el ventiluz de la cocina, medio cuerpo afuera, medio cuerpo adentro, gritando BLOODY MURDER.

Quise bajarlo, no me dejaba agarrarlo. Cuando logré tomarlo, el gato hijo de muchas personas que se acuestan con otras personas por dinero, me rasguñó la cara. Literalmente lo revolé.

Charlie maullaba continuamente pidiendo afecto. Quise acariciarlo. Terminé con los brazos rasguñados.

Charlie pasaba por mis piernas tratando de llamar la atención. Decidí darle otra oportunidad. Me rasguño la panza. GATO DEL ORTO TE VOY A MATAR.

Decidí que por ahí necesitaba tiempo solo, y me fui a dormir. Me desperté a la hora con el gato encima de mi cabeza, desaforado, maullando y gritando con los pelos parados. Lo revolé por segunda vez, lo saqué afuera y cerré la puerta de la habitación.

Al otro día quise ir a desayunar. Charlie me esperaba en la puerta de la cocina, moviendo la cola, de una forma bastante histérica; cuando quise pasar, levantó su pata de forma amenazante.

No se como decirlo… pero bueno… ESTABA RECONTRA CAGADA. No podía más. Fui hasta el balcón francés que tenía, y lo abrí de par en par con la esperanza de que se tirara ( no lo hizo). Llamé a su ex dueña en un ataque de histeria, me atendió y cuando escuchó que era yo, me dijo » que lo sentía mucho, que Charlie era así y que no podía y que no iba a hacer nada». Solo atiné a putearla.

Fui a la veterinaria, con la esperanza que lo adoptaran. Me sacaron a los gritos, me decían «mala adoptante». No me dejaron explicarles que era la reencarnación de Lucifer.

Decidí entonces, que lo mejor seria encerrarme en mi habitación. Ocho largas horas encerrada en la habitación.

Valeria, mi amiga, no tuvo mejor idea que contarle a mi jefe la situación por la que estaba atravesando. Empecé a recibir, entonces, llamadas de mi jefe maullando. Todo muy turbio.

Decidí que tenía que hacer algo, antes de terminar como los protagonistas del cuento Casa tomada.

Publiqué al gato del demonio en Facebook para ver si alguien lo adoptaba. Recibí varios llamados. Una quería que le lleve el gato a Tristan Suarez (todavía no se donde queda eso). Otra que le mande más fotos del gatito. Otra me hizo un cuestionario de mi salud mental. Hasta que uno de los llamados concluyó en que iban a venir a buscar el gato porque se habían enamorado (jamás le conté lo que me había hecho)

Unas horas más tarde, empecé a preparar las pertenencias de Charlie. Lo último que faltaba era ponerlo en la jaula. Lo invité a que entrara solo. Traté de persuadirlo, de usar la fuerza, de obligarlo, pero no había caso. Finalmente, puse un tarrito de comida adentro de la jaula y cuando se acercó traté de empujarlo. Con sus patitas dulcDE MIERDA, me rasguñó las manos y los brazos y se negaba a entrar, hasta que por fin le di un último empujoncito (?) y cerré la jaula. Juro que el gato daba vueltas caminando hacia atrás, como poseído.

Después de unos minutos llegó la que iba a ser su nueva dueña, le explique que estaba un poquitin nervioso por la situación de estar en tránsito, y se lo llevó. Y así concluyó, un miércoles a las 20 hs, la historia de Charlie en mi vida, las 24 hs más terroríficas que viví.

La próxima vez que se me ocurra adoptar a un gato, que alguien me cague a patadas en la cabeza. Gracias

PD. Frida, que iba a ser tamaño Chihuahua, hoy mide 1,20, fuma y esta por recibirse… claramente antes que yo

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