Mantras

Lo que voy a escribir es un poco complicado y necesito hacer énfasis en que, si lo estoy escribiendo, es porque lo tengo asumido, trabajado, entendido, y sobre todo, superado.

Si hay algo que jamás quise de las personas, es lástima. La lástima, la pena, la frase «Ay pobrecita» o cuando te miran y sabes que están sintiendo compasión. Se que es inevitable. Se que ciertas cosas no se pueden dejar de sentir, pero también se que las cosas que nos pasan, que nos suceden, tienen a tomar forma. O sos fuerte o no lo sos. Uno hace lo que puede con lo que tiene, pero si vas a hacerlo, que sea lo mejor y lo sobresaliente.

Hace unos años empecé terapia. Aunque mucha gente pone en duda la veracidad o la eficacia de la misma, yo soy la viva prueba de que funciona.

Ir a terapia no te hace más o menos loco. No se como funciona para los demás o que resultados tiene, lo que puedo decir, desde mi situación, es que aprendí dos cosas fundamentales. A aceptarme y a perdonarme (que por más bobo que parezca, son dos de las cosas más difíciles que existen). Aceptarse por lo que uno es, desnuda frente al espejo, y en vez de ver todo lo que falta, ver todo lo que se logró. Y perdonarse. Perdonarse por las falencias, los por los errores, por las malas decisiones, por los daños auto-causados y por sentir cosas que no son las «socialmente aceptadas».

Las mujeres (y digo mujeres, porque yo soy mujer y lo digo por mi experiencia), desde que nacemos, desde que somos niñas, tenemos en la cabeza la voz de mamá y papá diciéndonos todo el tiempo «no vayas con cualquiera», «si alguien te ofrece un caramelo o algo, siempre deci que no», «cuidate», «llama cuando llegues», y esas cosas que escuchamos mil veces. Lo que no se sabe, o no se piensa, es que las cosas malas o más terribles, muchas veces pasan cuando esta lleno de gente, o cuando tus papás están a metros tuyo. Esas cosas a las que le tenemos miedo o nos cuidamos, no solo pasan cuando estas sola de noche, caminando por la calle. Pasan de día, al lado de gente, cerca de gente.

Mi papá era de esas personas impulsivas. Un día nos despertó un sábado a la madrugada para visitar familia en Santa Fé, Otro día, hizo lo mismo pero para ir un fin de semana largo a algún lado del mar que no recuerdo.

Cuando tenía siete, mi viejo nos levantó un domingo a la madrugada para ir a pescar. Claramente mi hermano, dos años menor, y yo no entendíamos nada de pesca, pero la idea de estar cerca de un río, jugando y corriendo, nos entusiasmaba. Fue así que partimos a Entre Ríos.

Legamos en el Renault 18 cremita que teníamos, papá preparó la parrilla y mamá sacó y acomodó las cosas, mientras nosotros corríamos cual perros de departamento por todo el lugar.

En algún momento de la estadía, en el recreo donde estábamos, llegaron dos hombres. Mi viejo era igual de sociable que yo. Se ponía hablar con todo el mundo, autos, asado, fútbol, si daba la charla, cualquier cosa de electricidad.

Estos dos hombres, habían llevado cañas de pescar. Uno de ellos, en un momento, se acercó a mi y me preguntó si quería pescar con él, así me enseñaba. La miré a mamá, que me dijo que si, y ahí fumos. El muelle quedaba a unos metros de donde estaban mis viejos. Llegamos a la orilla, me dio la caña de pescar y se puso atrás mío de cuclillas. Me dio la caña para que la sostenga y me iba explicando lo que tenía que hacer. Cuando más o menos entendí lo que había que hacer, el hombre me dejo la caña a mi y me dijo que la sostuviera con las dos manos.

Mientras yo trataba de maniobrar con todo, el tipo puso una mano en mi vagina y la empezó a acariciar. Empezó despacio y después fue aumentando la intensidad. Ni bien me dí cuenta de lo que estaba pasando, le saqué la mano y seguí con mi caña, tratando de pensar porque ningún pez picaba el anzuelo. Unos segundos después, el tipo hizo lo mismo, primero despacio y después fue aumentando. De una manera rara (será por las miles de veces que mi vieja repitió que esas «eran mis partes íntimas y que nadie las podía tocar») me quise safar. El tipo me tenía bien agarrada, así que traté de retorcerme para que entendiera que me quería ir. La lucha siguió un poco más hasta que cedió y me dejó ir corriendo a donde esta mamá.

Mi vieja siempre dice que después de eso, lloré todo el día (realmente no recuerdo esa parte) y que no me movía del lado de ella, raro en mi que no estaba quieta nunca. No conté nada hasta que llegamos a casa. No me acuerdo lo que pasó, solo el momento en que le conté lo que el señor «malo» me había hecho. Mamá me dice que mi viejo trató de buscarlo, que le agarro un ataque de nervios y no se que más.

Hoy, con la edad que tengo, me pregunto porque mierda no dije nada, y después me acuerdo que tenía siete años y que a esa edad el miedo de que te reten es mayor que cualquier cosa. Alguna parte de mí sentía que la culpa era mía. El porque no lo se, pero lo sentía. Hoy se que no, que la culpa fue del hijo de puta ese que se aprovecho de una nena de siete años. Y es inevitable pensar que hubiese pasado si no me iba, si el forro me llevaba más lejos, si mamá no me hubiera repetido mil veces el mantra de que me cuide.

Con lo que uno tiene hace lo que puede. Yo, con mis experiencias hice lo mejor. Utilicé lo malo para aprender y lo bueno para repetirlo.

Si algo le tengo que agradecer a mi mamá son los miles de mantras que me inculcó desde chiquita. No se si seré madre, pero si se que voy a ser tía, y se que les voy a repetir una y otra vez las frases de mi vieja. Al principio no las van a entender, pero sé que en algún momento van a hacer efecto:

– Que nadie toque ninguna parte de tu cuerpo a menos que vos lo quieras

– Que nadie te diga lo que podes o no podes hacer

– Sos inteligente, podes hacer todo lo que te propongas

– No sos ni mejor ni peor que nadie, no trates mal a nadie

– Respeta y respetate

– Cuidate, amate, querete

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s