El Limbo de Lassie (cuento absurdo)

Todos sabemos quién es Lassie. Es esa perra de la serie homónima, que era buena y siempre rescataba al pendejito. Era la que salvaba el día y como recompensa le daba un poco de agua, comida y si le pintaba al padre del pibe, le regalaba uno de esos palitos sabor pollo. Una locura. Pobre Lassie (?)

Como consecuencia de una vida de arduo labor y prácticamente esclavitud, Lassie se ganó el mote de «Perro Bueno». Y la mayoría de la gente oyó hablar de ella, como cuando decimos «Más bueno que Lassie con dos colas». Pero nunca nadie contó la verdad.

Lassie en realidad era una perra de mierda. Era una perra vanidosa que todos los días se miraba en el reflejo del lago y decía «Que lindo pelaje que tengo». Lassie era totalmente xenófoba. Bah, ¿cómo se llamaría a un perro que discrimina a otros perros por el color de pelaje o por la raza? Bueno, la cosa es que Lassie no era tan buena como en el refrán.

Resulta que un día Lassie estaba tirada en la alfombra del living, lamiéndose y limpiándose las patas, cuando el pibito llega y prende la tele. Y ahí estaba ella, con todo su esplendor. Corriendo por las praderas, con su pelaje al viento, libre. La imagen en el televisor era magnifica. Lassie quiso que el pendejo subiera el volumen para así poder escuchar sus ladridos. Que majestuosos ladridos, grandioso porte. No se podía ser más increíble que ella. A veces se colgaba mirando para afuera pensando que este mundo le quedaba chico.

Mientras Lassie estaba absorta en sus pensamientos magnánimos, no se dio cuenta que el pibe de la casa, al que ella atormentaba todos los días con gruñidos y ladridos tenía un cuchillo en la mano. El pibe la miraba fijo  y en un movimiento rápido, saz! Lassie ahora exhibía un hemoso cuchillo Shih Tzu (los que antes vendían en Llame YA YA YA YA) en la cabeza.

La perra hija de puta ni se lo vio venir. Un momento estaba admirando su majestuosidad y al otro estaba tirada en un charco de sangre.

Se vio flotando. Se vio subir. Y de repente se acordó de la primera película que vio en si vida: Todos los perros van al cielo.

Esto era por el salchicha ese del orto que siempre le decía que se iba a ir al infierno. O al dálmata gay que la rechazó y le dijo que era una “perra del demonio”. JA! Al final todos estaban equivocados! Ella iba a ir al cielo.

Pero de repente, Lassie paró de subir y se quedó en la mitad. Y ahí apareció un Cocker. Esos perros forros que están todo el día super excitados, y como para poner la frutilla al postre, iba acompañado de un Beagle que no paraba de saltar un minuto.

– Mira Lassie (le dijeron con voz ronca), la realidad es simple, fuiste una perra mala, vanidosa, y hasta un poco psicópata, así que te la vamos a hacer fácil: No podes entrar al cielo de los perros.

Lassie los miro fijo y con una despreocupación asquerosa les dijo:

– Mira, a mi ustedes dos no me van a cagar, yo vi esa película de propaganda religiosa donde decían que todos los perros iban al cielo, así que haceme el favor de correrte y dejarme subir que no estoy para perder el tiempo.

El dúo de perros se miró entre ellos y sin muchas vueltas le contestaron:

– Mira perra de mierda, no vas a pasar, y FYI, no esa película fue hecha para ver si los de abajo podía recaudar. Así que te pido que no jodas más y fijate que haces, porque acá no subís.

Y así como así Lassie se quedó donde estaba, con el hocico abierto y sin poder creer lo que esos forros le habían hecho.

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